El blog d'en Joan Ferran

29.5.18

María Dolores Pradera Caballo Viejo en vivo

28.5.18

LOS FONTANEROS DE PUIGDEMONT






AGUSTÍ COLOMINES Y EL M1-O 



Ojo, no se confundan. Ya sé que de entrada a ustedes, visualmente, las siglas M1-O les sugieren algo parecido al M16, el servicio de inteligencia británico, o también el nombre de una guerrilla latinoamericana de los años setenta. Pero no, aquí no hay un intrépido James Bond a la catalana ni tampoco selva tropical. El M1-O (Moviment 1 d’Octubre) es la última creación/artilugio del ínclito Agustí Colomines i Companys creado con la misión de reclutar el ala más ‘enragé’ del legitimismo puigdemontista. Es un engendro político ideado para fastidio de ERC y desespero de la gente sensata del PDeCAT. Sus promotores manifiestan estar cansados de las dilaciones y dinámicas partidistas en el cosmos secesionista, proponen una unidad del independentismo de nuevo cuño y, para ello, proponen la creación de este movimiento.
 En el registro del Ministerio del Interior, Jordi Ferrés y Colomines, se han adjudicado, respectivamente, los cargos de presidente y secretario general del partido. Nada que objetar. Cada uno adopta el seudónimo artístico que más le place y, cumplidos los requisitos legales, ya puede actuar. Ahora bien, una somera ojeada a los principales protagonistas del M1-O ya da motivos de preocupación. Colomines no es precisamente un individuo generador de consensos ni creador de procesos de unidad. Más allá de su trayectoria política -del paso del rojo al amarillo- su biografía está trufada de altercados y notas disonantes. Conspirador nato, irascible, procaz y de enojo fácil, ha provocado situaciones muy tensas en infinidad de tertulias, tanto en radio como en televisión. De su lengua viperina no se han librado sus adversarios ‘unionistas’, pero tampoco algunos de sus colegas de credo secesionista. Declaró, no hace mucho, que el ex diputado Jordi Cañas era un miserable que le producía asco; del articulista Joaquim Coll afirmó lo mismo; se excedió insultando a Ignasi Guardans y tildó de idiota y ladrón a Xavier Rius. No dudó en poner a parir a Oriol Junqueras e insultar a Enric Millo… A un servidor de ustedes, al igual que a Bernat Dedeu, este gran demócrata llamado Colomines nos tiene bloqueados en twiter. No les voy a recordar las hazañas de este personaje al frente de las fundaciones convergentes que se beneficiaron con los fondos desviados del Palau. Tampoco detallaré su sectaria trayectoria como director de la Escuela de Administración Pública de Cataluña. No hace falta, sus proezas son de sobras conocidas y recogidas en la prensa libre. 
El M1-O nace con pecado original. Supura intolerancia y agresividad. No viene a servir al país sino a servirse de él para dilatar, aun más en el tiempo, la aventura suicida de Puigdemont y los suyos. Son terriblemente críticos con todo lo que se mueva fuera de sus deseos. A esta peña parece impórtales poco el deterioro de la convivencia y la parálisis política e institucional que padece el país.

PILARIN...PILARIN







PILAR RAHOLA ESCORA Y VUELCA 



Comprendo que Pilar Rahola, con los años, las amistades y los avatares de la política, se haya derechizado. De aquella ‘revolucionaria’ amante de los gatos, que se escindió por la izquierda de ERC, queda poco. Ahora ya forma parte del star system del país y de la galaxia neo convergente. Publica libros, novelas y toda suerte de panegíricos protagonizados por presidentes de la Generalitat. Descubrió en su día las bondades de Artur Mas, alaba a Carles Puigdemont y su asignatura pendiente -por lo que se intuye- es localizar, escribir y popularizar las virtudes ocultas de Quim Torra. No me sorprende la senda que ha tomado Pilar hacia el conservadurismo patriótico. Cuando se gana unos once mil euros al mes, solo en los programas de la CCMA, uno tiene la tentación de aburguesarse. Si a ello le suman los sueldos que pagan los Godó, y otras colaboraciones, sobran los comentarios. ¡Ojo! Cada uno administra como quiere su opción vital y, como es obvio, eso debe respetarse; pero siempre y cuando el interfecto/a no intente dar al resto de los mortales lecciones de ética, o moral. Jordi Pujol lo hizo y acabó como acabó. No voy a entretenerles a ustedes contándoles historias sobre doctorados inexistentes. Tampoco voy a hablarles de los Tous, ni de las paellas con Trapero, ni de su servil entrevista a la señora Marcela Topor. ¿Para qué? El personal sabe que Pilar Rahola escribe bien, pero también advierte que hay algo en ella de circo mediático que recuerda, inevitablemente, a ‘Sálvame’.

 Ando enojado con la Rahola. Me agota su tediosa omnipresencia en pantalla. Me molesta el estridente acoso y derribo que emplea contra sus oponentes en las tertulias. Me cansa con esa matraca anatemizadora que gasta rebosante de autoritarismo y autosuficiencia. Pero permítanme que concrete, aun más, mi cabreo con esta señora que escora hacia la derecha sin descansar. Su silencio cómplice ante la muerte de decenas de palestinos por disparos del ejercito israelí no es de recibo; su agresiva beligerancia contra todo personaje político crítico con el independentismo tampoco. Rahola no deja títere con cabeza. Ataca con virulencia a Arrimadas, a Albiol, a Colau y Domenech, a Iceta y Pedro Sánchez… Ha conseguido convertirse en un ente sincrético mitad sibila -alimentada por las fuerzas ocultas del procés- mitad señorita Rottenmeier dispuesta a castigar a cualquiera. Si creen que exagero les sugiero la lectura de uno de sus últimos artículos aparecidos en La Vanguardia titulado: ‘Obcecación’. Es el paradigma del resentimiento y la rabia, y tiene como objetivo dinamitar la figura del socialista Pedro Sánchez. Que Pilar Rahola se haya escorado hacia la derecha chovinista intolerante me trae sin cuidado, es su opción, allá ella. Ahora bien, debería saber que los que no comparten sus ideas merecen el mismo respeto que ella reclama para terceros. Pilar Rahola escribe bien, cierto, pero está perdiendo la frescura y la elegancia que en otro tiempo poseyó. Cuando un creador, un escritor o escritora, muta de piel y se convierte en un propagandista pone en peligro su credibilidad. Quien tanto escora puede volcar.

9.5.18

RETORNOS CONVERGENTES A UN DULCE PASADO







SR.PUJOL, LA NOSTALGIA NO ABSUELVE. 


Cualquier tiempo pasado fue mejor decía, el poeta Manrique. Y bajo esa filosofía sus colegas convergentes le montaron un homenaje al ex president; eso si, vestido de balance histórico. El viejo pujolismo hoy pena, transita entre el desasosiego y la zozobra provocada por los despropósitos de sus herederos y los vaivenes de Carles Puigdemont. Necesita reconfortarse, recordar un pasado que le fue dulce y provechoso. Muchos de los asistentes al homenaje al patriarca, y señora, hicieron de la nostalgia un bálsamo reparador. Ahí se citaron desde los amigos de Duran Lleida hasta los tránsfugas socialistas que mamaron del néctar convergente. Aquellos que le sirvieron y veneraron tienen derecho a rememorar ese pasado, faltaría más.
 Ahora bien, desde el más profundo respeto a las personas y a lo positivo –siempre hay algo positivo en las obras de gobierno- de esa etapa histórica, permítanme que exprese mi perplejidad por el evento.Aun resuena en el aire el eco de la herencia del abuelo Florenci y los tejemanejes de la banca andorrana, aun no se ha reciclado el plástico de las bolsas que portaban billetes de quinientos euros, Oriol aun no ha pasado la ITV y aun… Quizás peque de antiguo, pero un servidor de ustedes es de los que cree que conviene guardar un tiempo de luto razonable. Y aquí, alrededor del clan de los Pujol, no se ha respetado el duelo suficientemente. No soy nadie para enjuiciar al ex presidente ni a su prole; no tengo datos ni medios suficientes para anatemizar a nadie. Claro que no, pero me cuesta comprender el cambio de discurso, y de ánimo, de algunos de los suyos que lo abandonaron en tiempos difíciles y hoy lo homenajean. A veces pienso que volver al padre, en el cosmos nacionalista, no deja de ser un síntoma inequívoco de rechazo a un presente que no gusta.
 Jordi Pujol marcó una época, y seguramente sus políticas han marcado el pensamiento -y los sentimientos- de varias generaciones. Es evidente, ahora bien, soy de la opinión de que su obra debería ser valorada dentro de unas decadas, no hoy. El tiempo necesario para que la pasión y lo inmediato no influya en el analista. Jordi Pujol seguramente estará eternamente agradecido a las personas que se conjuraron para rendirle homenaje. Lógico y humano pero yo, que él, hubiera rehusado un acto de esas características confiando en que la historia me absolvería y no la nostalgia.

2.5.18

¡VAYA PAR!






MASCARELL Y LA CIUDAD



 Ferran Mascarell vuelve con su libretita de notas. Los que le conocen bien dicen que nunca se fue si no que se agazapó. Regresa porque es uno de los trashumantes profesionales de la política. De aquí para allá, de allá para acá. Quizás regresa porque las estructuras de estado que propugnó nunca llegaron a cristalizar, y no hay nada en el mundo más sólido y milenario que las ciudades. Comentan sus valedores y padrinos que quiere presentar este mes de mayo, en el Ateneu Barcelonés, un manifiesto que lleva por nombre: ‘El ideal de una ciudad posible’. Al final se hará realidad esa pintada, escrita en las paredes de las calles del Raval, que reza: ‘No hay público para tantos artistas’. 
Hace tiempo Ferran Mascarell desdeñó la oferta que le formuló el presidente José Montilla para encabezar la candidatura del PSC a la alcaldía de Barcelona. Apenas tres días después, en plenas fiestas navideñas y aun con el carnet socialista en el bolsillo, aceptó el regalo de Artur Mas de convertirse en conseller en un gobierno de la Generalitat. En aquel momento de perplejidad pensé que Ferran había hecho suyas las primeras líneas de un poema de Konstatinos Kavafis. Sí, eran versos que decían:
 “Iré a otra tierra, hacia otro mar/ y una ciudad mejor con certeza hallaré/Pues cada esfuerzo mío está condenado/Y muere mi corazón… 
Y así fue. Mascarell huyó de la progresista y socialdemócrata Barcelona para tomar la ruta de una Ítaca que ha devenido evanescente y llena de desgracias. Recaló en un Madrid sin mar que se le antojó hostil y extraño. Olvidó viejas veleidades internacionalistas. Soñaba con regresar y ser llamado, de nuevo, por la tribu para abordar mayores designios. La cosa no acabó de prosperar y el 155 lo centrifugó sin daños judiciales… Mascarell es listo, culto y leído. No acierto a comprender cómo ha podido obviar los últimos versos de ‘La Ciudad’ de Kavafis, aquellos que dicen:
 “Pues la ciudad es siempre la misma/Otra no busques, no la hay/ni caminos ni barcos para ti/La vida que aquí perdiste la has destruido en toda la tierra”…
 Mascarell el nómada que ha transitado por el mundo político, partidario, editorial, institucional y del ‘wellness’ reaparece. Barcelona no es la Alejandría del poeta Kavafis ni nuestro trashumante se parece en lo literario a Lawrence Durrell. Alguien escribió que Mascarell entendió la ciudad como la polis del conocimiento, pero situada bajo el cielo calcáreo de una patria dispuesta a concebirla como un rehén. Mascarell regresa de Ítaca. En su libretita de notas lleva los apuntes de ‘El ideal de una ciudad posible’. Hay que preguntarse: ¿Posible, cómo las estructuras de estado?

DIJE QUE NO IRÍA Y NO FUI....







EL 1º DE MAYO NO IRÉ A LA MANI 


 Por primera vez en muchos años no iré a la manifestación del uno de mayo. No me duele nada. La artrosis aún me respeta y lo de la bronquitis no es, de momento, un problema serio. Ese día no tengo compromisos ni planes, tampoco obligaciones familiares, pero no pienso desfilar bajo banderas de plástico decolorado ni pancartas pintadas con frases huecas. Estoy enojado, molesto, con las cúpulas sindicales que olvidan lo que es la esencia del sindicalismo de clase y son presa fácil de los cantos de sirena secesionistas. Si alguien insinúa que he cambiado de escudería le diré, con respeto y educación, que yo estoy donde siempre y otros no. La mente no me falla, el estado me paga la pensión y quizás por ello, lo reconozco, veo las cosas claras sin condicionantes. Dicen los entendidos que los sindicatos siguen siendo necesarios para combatir la precariedad laboral y defender los derechos de los trabajadores. Claro que sí, no lo discuto. Ahora bien, cuando las cúpulas sindicales aceptan jalear las reivindicaciones de las viejas élites nacionalistas, olvidando otros objetivos sociales, cometen un grave error de múltiples consecuencias. A saber: fragmentan la unidad de los trabajadores y obvian la factura económica que va a pagar Cataluña tras la marcha de más de tres mil empresas. Las cúpulas sindicales -a sueldo o no de la central- andan escasas de liderazgos capaces de discernir lo que conviene a los trabajadores catalanes. Se han convertido en gestoras desideologizadas en lo social y contaminadas en lo identitario. Están más pendientes de preservar sus privilegios burocráticos, ante la eventualidad de un hipotético cambio político, que no de otras cosas. Hay mucha gente honesta, afiliada a los sindicatos, que merece ser respetada y que se ha indignado ante la manipulación de la que ha sido objeto. La manifestación del día 15 de abril fue la guinda de un pasteleo que ya lleva tiempo gestándose. El tema de las manipulaciones desde la cúspide no es nuevo en el sindicalismo mundial. Émile Pouget, vicesecretario de la CGT francesa entre 1901 y 1908, ya lo constato así: 
 “Los métodos de acción sindicales no son la expresión de un consentimiento de mayorías manifestadas por el procedimiento del sufragio universal. La teoría sindical desdeña la opinión de los ‘inconscientes’: son ceros humanos que se añaden a la derecha de las unidades ‘conscientes’”. 
Muchos sindicalistas catalanes se han visto agregados, con nocturnidad y alevosía, a una aventura que les es ajena. Daniel de León, uno de los fundadores en 1905 del International Workers of the World (IWW), pensador y principal teórico del socialismo y del sindicalismo norteamericano, gustaba comparar a los burócratas del sindicato con los tribunos de la plebe romanos. Decía que aquellos usaban la plebe para conseguir alcanzar la condición de patricios mientras, los sindicalistas de su tiempo, usaban las reivindicaciones obreras para labrarse un futuro personal sin penurias económicas… También Trotsky en 1938, en su Programa de Transición, acuño una tesis en la que sostenía que los problemas de la humanidad se acentuaban por la crisis en la dirección de las organizaciones políticas del proletariado. Ha llovido mucho desde entonces y el mundo ha cambiado, cierto. Las comparaciones son odiosas, sin duda, pero repasar la historia del movimiento obrero podría ser pedagógico para algunos jerarcas sindicales desmemoriados. Si estudiaran un poco sabrían de dónde venimos aparcando a donde nos quieren llevar. Así las cosas, colgaré una bandera roja en el balcón pero… ¡Que desfilen ellos!