El blog d'en Joan Ferran

9.4.18

AMARILLO CANSINO...









EL BARÇA Y EL PELIGRO AMARILLO 



Un buen amigo socio del Barça, medio en serio medio en broma, sostiene que el procés es como la carcoma. Sí, ese gusanillo que se introduce en los intersticios de los muebles y horadando, sin tregua, descompone lo que le pongan por delante hasta convertir cualquier madera noble en polvo y astillas. Mi colega, buen polemista, pone como ejemplos de la acción destructiva del procés la desaparición de Unió Democrática, la voladura de CDC, las tribulaciones de los Comuns, la marcha de tránsfugas en el PSC y la permanente inestabilidad política que azota al país. Argumenta que los sindicatos, antaño de clase, tampoco se libran de la voracidad de esta carcoma y, aduce, que ya padecen síntomas de disensión interna tras acomodarse a las exigencias del guión secesionista… Para otra ocasión dejaremos los efectos del carcoma-procés sobre la economía catalana y la cohesión social. 
Los activistas del secesionismo, con sus performances, irresponsabilidades, CDRs y despropósitos varios, lo deterioran casi todo. Y dentro de ese casi todo también están los grandes clubs de futbol del país como son el Barça y el Espanyol. La UEFA está enojada, no se anda con guasas y prepara expedientes. En más de una ocasión ya ha advertido al club azulgrana respecto al uso de simbología política en los partidos de competición europea. El numerito de los globitos amarillos durante el match contra la Roma le puede costar más de un disgusto al equipo de Valverde, la profusión de banderas i pancartas también. El nacionalismo y los fundamentalismos en Europa no gozan de buenas referencias, provocan prevenciones. No vean en mis palabras una intención de laminar la libertad de expresión de los ciudadanos. Nada de eso, lo único que insinuó es que cada cosa debe ocupar el lugar que le corresponde para que el deporte se libere de aquellas gentes que lo utilizan con fines partidistas. El barcelonismo en su sentido más amplio, desgraciadamente, va perdiendo fuelle. La identificación del club que algunos pretenden con el denominado ‘procés’, las esteladas o la broma de los globitos amarillos retrae a muchos aficionados. Amantes del futbol que en el resto de España declaraban públicamente su barcelonismo -y nutrían sus peñas- se han instalado desconcertados en un silencio acomplejado y frustrante. No entienden ni comparten la instrumentalización del deporte y de su equipo por motivos políticos. Algunos me dirán que ‘el Barça es mes que un club’. Cierto, pero precisamente por eso, por su universalidad, no puede dejarse domesticar con fines espurios o partidistas. 
Entre los seguidores de los dos grandes clubs catalanes hay gentes de todas las ideologías, creencias y orígenes. No permitamos que la carcoma haga polvo y astillas de las maderas más nobles. El peligro amarillo no está en los orientales, como querían hacernos creer algunos en el siglo XIX. No amigos, viene de la mano de irresponsables sin rumbo aficionados a las performances secesionistas.