El blog d'en Joan Ferran

20.6.16

HEMOS PERDIDO MUCHO TIEMPO





LAS  UTEs POLITICAS 


 Las UTEs (Unión Temporal de Empresas) políticas han entrado en crisis. Este tipo de uniones entre partes, que se caracteriza por la existencia de un objetivo partidista coyuntural o táctico, está pinchando estrepitosamente en el terreno de la política. Observen: el “politburó” de la CUP ha saltado por los aires al más puro estilo soviético. Las dimisiones evidencian la dureza de la batalla interna librada para liderar el control de la organización y los pactos parlamentarios. En la CUP, idolatrando las asambleas, cohabitan activistas de distinto pelaje y doctrinas contradictorias. No han logrado entenderse. Se acusan mutuamente de manipuladores, maquiavélicos y sectarios… 

 ¿Y qué cosa es JuntsXSí? Pues sencillamente otra UTE política integrada por republicanos, convergentes, restos del 3%, tránsfugas de múltiples ubres y personajes con un ego superlativo. Agrupados inicialmente alrededor de Artur Mas para conducir el “procés” -al menos ese era el objetivo inicial- en la actualidad son un compendio de debilidades y contradicciones. La cohesión de JuntsXSí ha saltado hecha añicos. Los integrantes de esta UTE airean hoy sus diferencias con la mirada puesta en el 26J y en la reválida que en septiembre deberá aprobar Carles Puigdemont. Pero no se lo pierdan, el paradigma de las UTEs políticas lo encarna Podemos y sus confluencias. Ahí conviven desde los admiradores de Marx-Lenin-Stalin-Mao hasta los troskistas de nuevo cuño. Ahí se dan cita también ecologistas, nacionalistas, consejistas y anarco-liberales. Por no faltar, no faltan ni los peronistas postmodernos, ni los justificadores de Maduro. ¡Vaya UTEs! Pobre país.
 Creo firmemente en la utilidad de los pactos y en las alianzas políticas pensadas y diseñadas para garantizar la gobernabilidad, el bienestar y el progreso de los países. La política es, ante todo, un servicio a la ciudadanía que requiere acuerdos serios y elaborados. Ahora bien, las UTEs oportunistas de vuelo gallináceo no llevan a ninguna parte. Son flor de un día, carne de titular sensacionalista y televisión espectáculo. Estas UTEs no aguantan. No están preparadas para resistir los envites de los problemas de nuestro tiempo ni interpretar su complejidad manifiesta. Quizás por ello las líneas rojas se difuminan caprichosamente y la coherencia interna salta por los aires ante cualquier adversidad. No confío en las improvisadas, oportunistas, puntuales e interesadas UTEs políticas y sí lo hago, en cambio, alrededor de entes sólidos. Ya hemos perdido demasiado tiempo

AHORA TAMBIÉN VA DE PERONISTA






EL PERONISMO DE PABLO 




Mientras las manifestaciones y protestas no cesan en Francia, y el Brexit amanezca La estabilidad europea, aquí proseguimos con la historia interminable de la campaña electoral bis y las mociones de confianza diferidas del presidente Puigdemont. Somos tan fratricidas que andamos empeñados en deconstruir la famosa frase de Alejandro Dumas - la de Los tres Mosqueteros- para acuñar otra: ‘Uno contra todos y todos contra todos, de uno en uno’. Patético. Mientras ello sucede las incógnitas políticas permanecen; las líneas rojas se crean y se destruyen a gusto del consumidor y los independentistas ponen velitas a Santa Rita de Casia. Si, rezan para que el ‘procés’ no descarrile aun más y la ANC resucite. A tal efecto se han puesto en circulación, a gusto del consumidor, diferentes modalidades de referéndum: los hay sin prisa pero sin pausa, los hay unilaterales e inmediatos, los hay también estratégicos… ¡Qué empacho!¡Qué empalago! 

Visto lo visto, y oído tanto eslogan sobado y frase repetida, siempre nos queda la posibilidad de hurgar en las tres o cuatro definiciones que han saltado a la palestra a lo largo de estos meses. Conceptos como socialdemócratas, comunismo, patria o peronismo dan mucho juego… Iglesias declaró a El País que su formación tiene rasgos peronistas y Errejón reconoció emocionarse con el recuerdo de Evita Perón. ¡Uf! Me pregunto qué políticas del general argentino, o de la señora Kirchner, está dispuesto a implementar Pablo. De peronismos los hay para todos los gustos, lo hay de extrema izquierda y lo hay nacionalista conservador. Tengo curiosidad por saber si va a ser Irene Montero o Carolina Bescansa la encargada de arengar a los descamisados la noche del 26J. Nos han atosigado tanto con la milonga de la ‘nueva política’, el anacronismo de la socialdemocracia, la superación de ideologías y de las clases sociales que a un servidor de ustedes le extraña esta recuperación repentina de iconos periclitados. Para otra ocasión queda el análisis de la relación del peronismo con la dictadura de Franco o la admiración del general hacia la Italia de Mussolini… Creo que Errejón e Iglesias le deben al respecto una explicación a Garzón. En su época Perón no fue demasiado amable con el comunismo. Vean, sino, lo que decía Evita al respecto:
 Ustedes pueden comprobar a cada momento que los comunistas no son hombres constructivos; son personas que todo lo niegan; son extraordinariamente demagógicos, porque no tienen responsabilidad y porque jamás piensan en cumplir con sus promesas; prometen y prometen sólo para destruir.

7.6.16

                                               JE SUIS SOCIAL-DÉMOCRATE 

En este juego de azar en que se ha convertido la política española todo el mundo intenta echar mano del comodín. Nada mejor que definirse como socialdemócrata para ser bien visto y no sufrir contratiempos ideológicos.
 Si señores, se lleva mucho esto de ser socialdemócrata más allá de la intimidad. Algunos sectores de ERC y de CDC se definen como tales. El PSC, obviamente, también… ¡Faltaría más!
 Pero amigos míos la campanada la dan determinados sectores de Podemos y algunos otros. Íñigo Errejón dijo hace un par de semanas que esto de la socialdemocracia y el comunismo eran cosas anacrónicas, del siglo pasado; Pablo Iglesias hace unos meses nos vendió la moto de que las definiciones ideológicas eran un juego de trileros a beneficio de la casta. Paradójicamente Iglesias se definió ayer, sin rubor, como el último socialdemócrata autentico del siglo XXI mientras calificaba a los redactores del ‘Manifiesto Comunista’ como los socialdemócratas por antonomasia. Mira por donde -lean sino a Toni Negri- la socialdemocracia lejos de estar muerta y finiquitada es devuelta a la vida por obra y gracia de los nuevos doctores Frankenstein de la Complutense. 
Claro que, si por socialdemocracia entendemos la conjugación armónica de libertades y preocupación social, no es extraño que muchos pretendan reivindicarse de ella. Volvamos al planeta tierra. Socialdemócrata fueron en su tiempo Rosa Luxemburg o Trotsky y algunos pretenden que Toni Blair también lo ha sido. 
Ya ven, el comodín es tan polivalente que quizás habrá que diferenciar entre socialdemócratas útiles con propuestas factibles y viables y socialdemócratas de retorica para televisión en color y populismo de tres al cuarto. Ser de derechas no está de moda y en Cataluña aun menos. 
En esta contienda electoral que se avecina ‘todo quisqui’ tiene la intención de enfundarse la camiseta con el lema: ‘Je suis social-démocrate’. Pero ándense con cuidado, en el ‘top manta’ de la política hay mucha marca ‘ful’, mucha verborrea, mucha imitación de escasa calidad.

5.6.16

BARCELONA Y SUS COSAS.....






EL FILÓSOFO Y LA ALCALDESA 




Soy un asiduo lector de las columnas de opinión. Leo a los Juliana, Ramoneda, Foix, Zarzalejos y un montón más. Cuando tengo el ánimo sereno me atrevo incluso con la prosa de Rahola y Marc Álvaro, pero reconozco que ese ejercicio me agota. Confieso, también, que cuando alguno de esos articulistas aparece en la caja tonta presto atención. Escucho e intento reflexionar acerca de sus comentarios y observaciones. La palabra escrita admite correcciones previas a la publicación, las declaraciones en voz no. Lo incorregible y espontaneo en un pensador me interesa por lo que tiene de automático, de auténtico. 
Pues bien, el programa de La Sexta que dirige Wyoming quiso aproximarse a los incidentes del barrio de Gracia. Gonzo entrevistó a vecinos, okupas y comerciantes pero decidió que la guinda reflexiva e intelectual corriera a cargo de Josep Ramoneda. Este filósofo, periodista y gestor cultural poseedor del don de la ubicuidad se despachó de forma desacomplejada. Le contó a la audiencia que no hay motivo para dramatizar, que lo que ocurre en Gracia ha sucedido siempre, que forma parte de las dinámicas propias de las grandes metrópolis, que de okupas los hubo y los habrá… Hasta ahí nada que objetar, aunque quizás sí mucho a matizar en otra ocasión. Pero cuando Ramoneda se meció en el ‘buenismo’ extremo y el relativismo máximo, fue cuando evaluó la acción de gobierno de Ada Colau. Me dirán ustedes que todo es opinable. ¡Claro que sí! Ahora bien, Ramoneda rizó el rizo explicando a la audiencia que, con la entrada en el ayuntamiento de los ‘comunes’, los conflictos reivindicativos habían disminuido. Craso error. Los filósofos, por muy sabios que sean, a veces yerran. 

No es cierto que en Barcelona las reivindicaciones ciudadanas estén aletargadas. Más bien al contrario, se han multiplicado, han cambiado de protagonistas. Son otros los que hoy- ahora- despotrican de la gestión municipal, de sus métodos, de su frivolidad gestora. Restauradores, comerciantes, taxistas, empleados TMB, hoteleros, okupas, urbanos e incluso clérigos y legionarios han tomado el relevo contestatario. Plantear que el suflé ha bajado cuando las huelgas de transportes son el pan nuestro de cada día es un despropósito. ¿Se puede hablar de paz ciudadana cuando aun humea la calle y 150 manifestantes embadurnan los comercios del Paseo de Gracia? El filósofo dijo a Gonzo que Trias se equivocó pagando el alquiler a los antisistema y que Colau acertó eliminándolo. No lo discuto, pero un gobierno prudente no actúa a medias tintas sin articular una alternativa. Pero eso sería mucho pedir a un equipo bisoño más preocupado por el nomenclátor callejero y el postureo que por la gestión de lo cotidiano. 
El filósofo, quizás bajo el influjo del Mito de la Caverna, mimó a la alcaldesa… Pero el mundo real sigue ahí fuera.

2.6.16

MÁS POSTUREO COLAUITA






COLAU Y LA REINA REGENTE


 Un buen amigo me cuenta que en Cataluña y España la época clásica -’heroica’- de la política ya no existe. Argumenta que ya no se combate por las ideas, que es el juego de los intereses particulares lo que sostiene la gesticulación de los partidos políticos y no la ideología. Sostiene también, con cierta vehemencia, que eso de la vieja política es un camelo y que, en el mejor de los casos, lo que hay en escena son caras nuevas practicando las políticas de siempre. Los que dijeron nacer para llamar las cosas por su nombre a día de hoy han devenido usuarios empedernidos de la ambigüedad calculada. Mi colega pone como paradigma de este fenómeno a la alcaldesa Ada Colau; una mujer eternamente encogida de hombros cuando se enfrenta a temas de seguridad, patrimonio, economía o uso del espacio público… 
Técnica Barcelona: Para compensar los fallos y la falta de cultura de gestión nada mejor que una buena dosis de postureo con barniz republicano y radicalismo democrático. Para muestra un botón: Ada Colau no solo pretende remodelar y modernizar el salón de plenos del ayuntamiento barcelonés sino que, aprovechando la ocasión, propone eliminar del mismo todo símbolo y referencia de carácter monárquico. Cambio de decoración, de cuadros, de nombre y… ¡Adiós Salón de la Reina Regente! Solazándose con la retirada del busto del Rey emérito, y cuatro nombres de calle, se lanza una cortina de humo con la aviesa intención de ocultar los desaciertos del equipo de gobierno municipal. 
Desde mi modesto republicanismo sensato opino que la cruzada antimonárquica colauiana va demasiado lejos. Una cosa es la supresión de los vestigios del franquismo y otra muy distinta el intento de borrar episodios y espacios con historias fraguadas en otras épocas. La ciudad ofrece espacios suficientes para homenajear, como se merecen, a tantas personalidades como se quiera. Otros alcaldes glosaron a figuras tan dispares como Francesc Cambó, Angel Pestaña, Karl Marx, Salvador Seguí o Prat de la Riba… Barcelona debe seguir siendo plural, hasta en el callejero.