El blog d'en Joan Ferran

28.4.16

"Dissidents. El preu de la discrepància a la Catalunya nacionalista" Un ...

26.4.16

UN SÁTRAPA LLAMADO OBIANG









OBIANG Y LOS SILENCIOS COMPLICES 


Me indignan los silencios cómplices y el pasar de puntillas de algunos ante los atentados a la democracia y los derechos humanos. Se perfectamente que el dinero es capaz de comprarlo casi todo, que el petróleo aun es un producto codiciado y que muchos prefieren el postureo de moda antes que inmiscuirse en ‘asuntos de estado’. Sí, eso es lo cómodo que permite a cierto personal darse una capa de barniz progresista mientras se obvian injusticias instaladas hijas del ‘laissez faire’. 
 Teodoro Obiang lleva 37 años como presidente de Guinea Ecuatorial y osa presentarse ante el mundo alardeando de espectaculares resultados electorales. Sus esbirros alegan que ha obtenido el 99’2% de los votos escrutados. ¡Increíble! Organizaciones defensoras de los derechos humanos, como Human Rights Watch, catalogan a Obiang como a un dictador corrupto y sanguinario. Diversos observadores internacionales, líderes opositores y sociedad civil han cuestionado la limpieza i validez de estos comicios al tiempo que denuncian la intervención amedrentadora del ejército contra el principal partido de la oposición. 
Insisto: me indignan los silencios cómplices. Sí, y los hay de todos los colores, de políticos en activo y de otros que subsisten a medio gas. Aunque fuera como penitencia, para lavar pecados, más de uno debería reconocer que en su día le dio oxigeno y sonrisitas al sátrapa esperando un plato de lentejas. Guinea Ecuatorial es un país bello y rico que no se merece el yugo de un dictador blanqueado durante años por algunos ‘de los nuestros’. Juan Tomas Ávila Laurel –intelectual ecuatoguineano oriundo de Annobón- nos lo cuenta con claridad:
 “Nadie puede creer en unas elecciones libres en mi país, el abuso ha sido increíble, con militares vigilando el voto y mesas electorales sin papeletas de partidos opositores. Pero lo peor es el clima de terror contra quien quiere cambiar las cosas”. 
Mientras tanto aquí el ‘postureo’-- continúa y, allí, Obiang se deleita con el ritmo del silencio.

13.4.16

MÁS TV3

                       
                             EL VICIO DE TRIVIALIZAR LA POLITICA 


Confieso que me tienen bastante harto. Sí, harto de que se juegue a pasar de puntillas, sin decir nada, alrededor de temas que tienen su relevancia, aunque sea meramente simbólica. Restar importancia, o no dársela, a una cosa nimia me parece razonable. Obviar asuntos cargados de significado me parece una dejación de principios injustificable. Se habla mucho de la nueva y la vieja política. Se exige sinceridad a los personajes públicos, definición, palabras claras y entendibles, etc. Pues bien, últimamente algunos han adoptado la moda de ‘hacerse el sueco’, de esquivar el bulto y aparentar que según qué temas no va con ellos. Fatal. Salvo honrosas excepciones –el diputado Lluís Rabell, una de ellas- se ha intentado, por ejemplo, trivializar el manifiesto Koniec. Error mayúsculo. Mal servicio a la lengua y al catalanismo, como muy bien ha expuesto Antoni Puigverd, aparentar que no ha ocurrido nada… 
 Pero hay más madera señoras y señores. Ante las coacciones y trampas saduceas del concejal Garganté tanto la alcaldesa, como PSC y ERC, silban, fingen estar ausentes.
 ¿Y qué me dicen ustedes de la quema televisada de la Constitución oficiada por Empar Moliné? Para unos, una broma light, para otros una falta de respeto similar a la del famoso Padrenuestro recitado en el Saló de Cent. Por favor, no confundamos la libertad de expresión con la grosería, ofensa y el mal gusto.
 Estoy harto de la banalidad que gastan algunos políticos y famosillos. Me disgusta la trivialización de acontecimientos y temas de fondo que merecen ser tratados con rigor y respeto. Los partidos políticos democráticos – los de izquierdas aun más- no pueden contemplar impertérritos como se deterioran las formas y el clima relacional de nuestra sociedad. A mi modesto entender tanto la banalización, como la trivialización, deviene fenómenos nocivos para la política democrática.

10.4.16

EL OTRO PUIGDEMONT....








PUIGDEMONT Y LA TRICOLOR 


Sucedió un catorce de abril, y no precisamente el de 1931. El diputado Carles Puigdemont no era alcalde y, seguramente, sus sueños inmediatos y ambiciones aun no apuntaban hacia la presidencia de la Generalitat. Lo suyo era un modesto escaño en el Parlament por la circunscripción de Girona. 
Aquella mañana primaveral, como cada año por esas fechas, un grupo de viejos combatientes republicanos españoles depositaron coronas de flores en el monumento que se encuentra anexo al Parlamento catalán. El acto tenía lugar, como de costumbre, en un ambiente fraternal y emotivo. Mientras tanto, en el interior del hemiciclo, las interpelaciones y mociones se sucedían placida y monótonamente. En transcurso del orden del día le llego el turno de subir al estrado a un diputado barcelonés para la defensa de una moción del PSC sobre las relaciones institucionales entre el ayuntamiento de la ciudad condal y la Generalitat. Se dio la circunstancia de que el parlamentario en cuestión lucia en la solapa un discreto pin con la bandera tricolor republicana. El diputado Puigdemont aprovecho la ocasión para ironizar, vía twiter, acerca de la ‘españolidad’ del símbolo en un intento de encasillar ideológicamente a su adversario político. Tras abandonar la tribuna de oradores el ponente fue informado de las jocosidades y chanzas del de Gerona. Instantes después se entablo una agria discusión virtual en la que, el socialista le recrimino al nacionalista la falta de respeto y consideración hacia una bandera, y un simbolismo, por la que habían dado la vida muchos ciudadanos catalanes… 
 Esta pequeña trifulca sucedió en abril de 2011. Han pasado cinco años y hoy Puigdemont ya no es un novato, ni tampoco un diputado del montón, que pueda permitirse el lujo de hacer chascarrillos o bromitas para enojo de federalistas, autonomistas o unionistas. Lo pasado, pasado está; pero la reciente publicación de libros, listas negras y manifiestos excluyentes exige de las principales autoridades del país un plus de respeto pedagógico hacia el diferente y el divergente. No en vano Lluís Rabell alerto sobre el racismo que viene y Gregorio Morán disparó contra el neofascismo lingüístico. 
Estoy convencido de que este catorce de abril de recuerdo republicano el presidente de la Generalitat no encontrara en la bandera tricolor – ni en sus adversarios políticos- motivo de escarnio o cuchufleta sino consideración y respeto. Amén.
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3.4.16





UN REGALO PARA COLAU



 No será un servidor de ustedes quien defienda la errática gestión del equipo de gobierno municipal que capitanea la señora Ada Colau. No, pero a pesar de ello me siento moralmente obligado a manifestar que Felix de Azúa , académico de la RAE, se ha equivocado y mucho con sus declaraciones a los medios de comunicación.
 Siempre me han parecido respetables todas las actividades laborales ejercidas con honestidad; más aun aquellas que exigen sacrificio, incomodidad, horarios intempestivos y un determinado talante. Tan respetable es un académico doctorado merced a una tesis sobre los aspectos de la estética de Diderot, como Rosita la estanquera, Encarna la pescadera o Pepe el conserje del museo. Félix De Azúa tiene, por su labor literaria, merecidamente asignado el sillón ‘H’ en la RAE pero, desgraciadamente, en esta ocasión ha escrito el verbo haber sin ella.
 Podría compartir algunas de las críticas formuladas por el ilustre académico acerca de la gestión del actual gobierno municipal, seguro. Pero acudir al recurso del desprecio elitista me parece una zafiedad impropia de una persona culta. Si lo que el señor Azúa pretendía era debilitar la credibilidad política de la alcaldesa ha conseguido el efecto contrario. La señora Ada Colau y su equipo podrán ser unos gobernantes pardillos – no lo discuto- pero son duchos en aprovechar, como nadie, tanto el twiter como el postureo y la fotografía populista. 
 En otro orden de cosas, el señor Azúa debería saber que tanto los empleados de la limpieza como los trabajadores de los mercados, hoy, se identifican más con el ‘run run’ de la ‘A’ que con el confortable sillón de la ‘H’. Y, como colofón de este pequeño incidente, tengo la impresión de que la alcaldesa de Barcelona estará eternamente agradecida al regalo de la ‘H’.
 ¡Con lo bien que queda esta letra cuando va de muda!

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