El blog d'en Joan Ferran

11.11.13

Y NO ESTABA MUERTO....NO ,NO...







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Rubalcaba subió a la tribuna de los oradores, acaricio la lámpara de Aladino y pronunció las mágicas palabras: ¡El PSOE ha vuelto! Bramó. Y, como quien no quiere la cosa, de las gargantas de los presentes surgieron vítores, de las manos aplausos, de los rostros sonrisas y más de una lágrima de emoción. Nadie sabe cuánto tiempo va a durar la euforia ni si sus efectos van a ser perennes. Los conjuros son así. Fascinan y embrujan dependiendo de la fuerza del mago oficiante en lucha contra los poderes ocultos de los adversarios.
Han sido y son muchos los que pronostican el acta de defunción del socialismo catalán, español o europeo. Aún conservo en la memoria el ‘sugerente’ título que Toni Negri incrustó en la portada de uno de sus libros para ilustrar la crisis de la izquierda parlamentaria: “Goodbay Mr Socialism”. Confieso que este tema ha dejado de preocuparme. Cuando uno echa la mirada atrás observa cómo, a lo largo de la historia, el socialismo y la socialdemocracia han permanecido en constante debate acerca de la recuperación de las esencias y la renovación de las ideas. Ya en 1875 tanto Marx como Engels polemizaron y escribieron sobre el programa aprobado en el Congreso Gotha y el partido socialista unificado que salió de él. A esos debates se les ha llamado, infinidad de veces, crisis. Pero todo el mundo es consciente de la capacidad de la socialdemocracia -cual ave fénix- de renacer y adaptarse a las circunstancias.
La conferencia política socialista celebrada en Madrid se ha saldado con éxito. Con éxito para todos pero especialmente para Pere Navarro y su PSC. El socialismo catalán ve reafirmada su apuesta federal al tiempo que, respecto al PSOE, puede alardear de aquella famosa frase de Campalans cuando afirmaba que política es pedagogía.
Habrá quien insinuará que la propuesta federal de los socialistas catalanes es improvisada y oportunista. Nada de eso. Hace ya muchos años que en el santoral de la izquierda catalana el federalismo de Pi i Margall ocupa su espacio no solo como una propuesta técnica para organizar estados y naciones, sino también como una cierta filosofía de la historia preñada de laicismo y republicanismo. Pero, por si todo ello fuera poco, permítanme reproducir un texto que hace más de veinte años, anticipándose a nuestro tiempo, escribió Joan Reventós:
“El federalismo acaba con las ambigüedades, rompe visceralidades primarias y diluye los maniqueísmos de uno u otro signo. Cierra las puertas al segregacionismo. El federalismo es cooperación, coordinación, participación y vinculación que permite combinar libertad, solidaridad, unión, compromiso y desarrollo homogéneo”.
Que la oferta socialista no está en su mejor momento es obvio. Que el PSC y el PSOE, como proyecto político, tienen ante sí la ingente tarea de rehabilitarse es una gran verdad. Pero, dicho esto, no es menos cierto que miles de ciudadanos no se van a resignar a contemplar estáticos el auge de los extremismos y el populismo. Muchos de ellos desean ver de nuevo en acción a una izquierda sensata armada de los valores que le son propios y se le suponen.