El blog d'en Joan Ferran

20.10.13








SONDEOS Y MIL COSAS MÁS



La Vanguardia ha publicado un nuevo  sondeo del que se desprende que, de celebrase hoy elecciones locales en Barcelona, la ciudad correría un riesgo serio de ingobernabilidad. Detecta un descenso de tres concejales en la candidatura de CiU -suponiendo que la coalición nacionalista no se haya fragmentado con anterioridad y perdure hasta el 2015- y un cuádruple empate a seis con la irrupción de Ciutadans y la CUP. El lado mar de la plaza Sant Jaume contemplaría, en esa tesitura, el pleno municipal más fragmentado desde la recuperación de las libertades democráticas.
El electorado se mueve. Lo hace irritado y algo confuso. Parece que desea castigar a los viejos detentadores del poder político. Intenta ilusionarse y buscar respuestas, nuevos personajes y paradigmas. Cuando una plataforma cívica consigue en un breve espacio de tiempo, mediante Internet, recoger miles de firmas es que algo sucede en el tejido social. Los radicalismos de toda índole crecen en la misma proporción que el tremendismo verbal en boca de políticos de la vieja guardia. Cuando Francesc Homs, por ejemplo, nos dice impertérrito que “Europa estará acabada si expulsa a siete millones de ciudadanos” estamos ante las afirmaciones de un tramposo que pretende convertir su pareja de nueves en un repóquer. Incurre en el mismo error que cuando focaliza la desafección de la ciudadanía tan solo contra el estado y nunca contra las políticas sociales del señor Mas. Para remachar sus tesis nos dice este portavoz del govern que “el proceso catalán es imparable”. Quizás sí, pero lo que obvia el conseller de Presidencia es que este proceso también se lleva por delante una parte significativa de la vieja guardia de la que él forma parte.
En la encuesta barcelonesa se detecta ese fenómeno que comentamos, se detecta ese flujo hacia la búsqueda de lo desconocido pero ansiado. En las elaboradas por el CEO -en la ultima el ‘sorpasso’ de ERC sobre CiU era claro- también. En realidad lo que es imparable es el cabreo ciudadano a todos los niveles. Los empresarios están enojados ante las incompetencias gubernamentales de aquí y allí. El ciudadano de a pie percibe que tras las soflamas políticas del govern, y su lista de agravios, se esconden pecados mortales de gestión y recortes sociales. Solo los ingenuos bien intencionados confían que el remedio milagroso ante males endémicos del país va a llegar de la mano de una hipotética independencia. Las encuestas lo vaticinan. Los pequeños grupos y partidos crecen en detrimento de los grandes clásicos. Es probable que algún Grillo a la italiana triunfe y los populismos se ensanchen.
Va a ser en ese magma hecho de ingobernabilidades y falacias donde cada cual deberá asumir las responsabilidades que le correspondan… Y cambiar.