El blog d'en Joan Ferran

9.5.13

SOBRE EL "NACIONALISMO" DEL PSC...








QUE NO ALFONSO, QUE NO…




Se equivoca Alfonso Guerra cuando cataloga a los socialistas catalanes dentro de esa especie que él califica como “nacionalismo orgánico” de Catalunya. Lo hace a partir de la simple constatación de que el PSC ha participado en una comisión parlamentaria que debate sobre el llamado ‘Derecho a decidir’. A mi modesto entender la presencia de los diputados socialistas en esos debates forma parte de esa rutina monotemática que se ha instalado en el Parque de la Ciudadela. Esa comisión sirve de coartada para que algunos gobernantes fracasados puedan salvar la cara y no adelantar de nuevo las elecciones. Agua de borrajas. La cosa no pasa de ahí. Me extraña que Guerra se rasgue las vestiduras por un hecho tan puntual. Bastaría un ligero repaso a la historia centenaria del PSOE para encontrar una y mil inconveniencias relacionales, o colaboraciones, no demasiado acordes con el ideario y el proyecto político de los socialistas. La vida es así y la historia es la historia. Pero eso sería harina de otro costal.
 Volvamos, pues, al asunto que nos ocupa. Pere Navarro ha manifestado de forma inequívoca que el PSC no desea la independencia de Catalunya y que su partido impulsa una propuesta de cambio constitucional desde una perspectiva de matriz federal. Más claro imposible. Pero yo añadiría al tema una cosa más que puede llegar aun a ser objeto de mayor reflexión. En un contexto de crisis e inseguridades como el actual Alfonso Guerra y algunos otros deberían congratularse, en lugar de enojarse, de que el PSC apueste por ofertar un proyecto/propuesta para toda España de clara inspiración pimargalliana. Y además que lo haga con un relato que coloca al individuo, las libertades y el bienestar social en el epicentro del discurso político. Guerra sabe que eso que anuncian hoy los socialistas catalanes es el denominador común del federalismo y del socialismo democrático.
 El federalismo que propugna Pere Navarro permite el engranaje de todos los pueblos de España, de todas sus nacionalidades; lo hace y lo persigue a partir de vínculos de solidaridad humana y económica. El PSC modula todo ello ligándolo a una dinámica de radicalismo democrático que persigue la máxima capacidad de autogobierno para las personas y para los pueblos. La vía federal permite la unidad en la variedad, permite España y la Europa Unida. Es el mejor antídoto, el más democrático y sereno, ante el independentismo que nos lleva a la confrontación. Y eso, por mucho que le pese a Alfonso, no tiene nada que ver con el ‘nacionalismo orgánico’ ni con el inorgánico.
 El PSC bebe de las fuentes del socialismo antiautoritario, del federalismo, del pensamiento internacionalista democrático y del humanismo. Ser nacionalista es legítimo y respetable, sin duda, pero es cosa de otros. ¿De acuerdo?