RAHOLA, DURAN , ARTUR MAS Y LA CAIDA DE LAS MASCARAS

Pilar Rahola escribe bien. Todo el mundo lo sabe. Escribe tan bien que es capaz de vendernos gato por liebre, de dibujarnos el lado oscuro de la luna.

Pilar Rahola se lo monta guai por que es una gran profesional de la pluma y de los medios, por que es capaz de combinar, en la presentación en sociedad de su obra, personajes del Star system con heterodoxos en busca de línea.

Pilar Rahola es hábil por que sabe que cuatro confidencias envenenadas bien narradas levantan la curiosidad y el morbo del personal induciéndolo a la compra de su libro.
En un articulo publicado en La Vanguardia Pilar se vacuna, nos asegura que no ha sido fagocitada por el personaje diseccionado; o quizás si, pero todos sabemos que el roce hace el cariño y que los humanos solemos sucumbir al embrujo de las palabras bien dichas. Nada que objetar.
En “La màscara del rei Artur” nuestra escritora practica el “antipolonia”. Se esfuerza en mostrarnos a un Artur Mas humano, austero, noble y tímido, alejado del estereotipo del “bien peinado”. Si, todo ello esta ahí, en el texto, pero la salsa de la obra, su atractivo político, radica en los pasajes de la guerra sucia protagonizada por Duran y Mas para conseguir suceder en el trono a Jordi Pujol. Lo picante del libro también se encuentra en la descripción y relato de las relaciones “de compromiso” que unen a la saga de los Pujol con Mas.
La obra, sin duda, destila una imagen del líder nacionalista más amable de lo habitual pero también aflora las tensiones no resueltas en las relaciones CDC – UDC y entre sus dirigentes máximos.

Si bien es innegable que la necesidad de apoyo mutuo actúa como argamasa entre ambas formaciones conservadoras, no es menos cierto que, en breve, pueden estallar las contradicciones. Ocurrirá con las listas electorales autonómicas y municipales; ocurrirá respecto a la política estatal; seguirá con las definiciones programáticas y los pactos postelectorales….
La obra de la Rahola humaniza la imagen de Mas en la misma medida que muestra los pies de barro de la coalición, la debilidad relacional de los socios, su fragilidad, la desconfianza entre los lideres.
A la vista de lo observado en vivo y en directo -y lo leído-si los resultados electorales no son los esperados asistiremos a una pugna a muerte por la consagración de los nuevos liderazgos. Ahí si que van a caer todas las mascaras.
¡Ah! Y no olviden que el mejor valorado de toda la peña convergente se llama Josep Anton Duran i LLeida…y eso, a los del “pinyol”, no les gusta.