SITO CANGA UN GRAN ALCALDE
PAISAJES INTERIORESJoan Barril
Felicito desde aquí a este buen alcalde y maestro que es el señor Canga, de Sant Adrià del Besòs. Le felicito porque ha convocado unas votaciones y los resultados han sido contundentes. Lamento que la participación fuera baja, pero eso es fruta del tiempo. ¿Qué han votado los vecinos de Sant Adrià del Besós? Ni más ni menos que el mantenimiento de las tres altísimas torres de la central térmica que finalizarán su función en breve. Esas tres torres no han sido cómodas para los vecinos. En muchas ocasiones, los vecinos denunciaron la llamada "lluvia negra". Y fue cerca de esa central cuando en 1973 la policía dispersó a tiros una manifestación de los trabajadores de la construcción en la que murió Manuel Fernández Márquez, obrero de Copisa. A pesar de todo, los vecinos han decidido mantener esas torres y darles un uso social. Llega ahora el concurso de ideas y el mantenimiento del curioso skyline de esa zona del litoral.¿Por qué los vecinos de Sant Adrià han decidido conservar esas moles? Dicho de otra manera: ¿cuánto tiempo tarda el ojo humano en transformar la ofensa en paisaje entrañable? Tal vez la motivación subyacente en la ciudadanía es la resistencia a los cambios. En pocos kilómetros de playa, unos vecinos apuestan por las torres de la térmica y otros critican y recortan el Hotel Vela de Bofill. En el mismo país hay gente que, sin ninguna coacción, salva de la piqueta la muestra de una energía contaminante e insostenible, mientras otros claman contra la construcción de parques eólicos que afean la cresta de las montañas. ¿Qué decidirán en su día los ciudadanos de Sallent con los hangares y bocas de mina que han horadado su subsuelo cuando los explotadores se vayan de allí? ¿Conservarán los vecinos de Cercs la enorme torre de refrigeración que ha ido emponzoñando con su lluvia ácida los bosques del Berguedà? ¿Acaso no se han conservado en Terrassa las arriesgadas y esbeltas chimeneas de los vapores que glorificaron la industria textil?A veces, la adhesión a un edificio no hay que buscarla en la estética, sino en la película de nuestra vida. Nacemos en un decorado y no queremos que nadie nos lo cambie.
Felicito desde aquí a este buen alcalde y maestro que es el señor Canga, de Sant Adrià del Besòs. Le felicito porque ha convocado unas votaciones y los resultados han sido contundentes. Lamento que la participación fuera baja, pero eso es fruta del tiempo. ¿Qué han votado los vecinos de Sant Adrià del Besós? Ni más ni menos que el mantenimiento de las tres altísimas torres de la central térmica que finalizarán su función en breve. Esas tres torres no han sido cómodas para los vecinos. En muchas ocasiones, los vecinos denunciaron la llamada "lluvia negra". Y fue cerca de esa central cuando en 1973 la policía dispersó a tiros una manifestación de los trabajadores de la construcción en la que murió Manuel Fernández Márquez, obrero de Copisa. A pesar de todo, los vecinos han decidido mantener esas torres y darles un uso social. Llega ahora el concurso de ideas y el mantenimiento del curioso skyline de esa zona del litoral.¿Por qué los vecinos de Sant Adrià han decidido conservar esas moles? Dicho de otra manera: ¿cuánto tiempo tarda el ojo humano en transformar la ofensa en paisaje entrañable? Tal vez la motivación subyacente en la ciudadanía es la resistencia a los cambios. En pocos kilómetros de playa, unos vecinos apuestan por las torres de la térmica y otros critican y recortan el Hotel Vela de Bofill. En el mismo país hay gente que, sin ninguna coacción, salva de la piqueta la muestra de una energía contaminante e insostenible, mientras otros claman contra la construcción de parques eólicos que afean la cresta de las montañas. ¿Qué decidirán en su día los ciudadanos de Sallent con los hangares y bocas de mina que han horadado su subsuelo cuando los explotadores se vayan de allí? ¿Conservarán los vecinos de Cercs la enorme torre de refrigeración que ha ido emponzoñando con su lluvia ácida los bosques del Berguedà? ¿Acaso no se han conservado en Terrassa las arriesgadas y esbeltas chimeneas de los vapores que glorificaron la industria textil?A veces, la adhesión a un edificio no hay que buscarla en la estética, sino en la película de nuestra vida. Nacemos en un decorado y no queremos que nadie nos lo cambie.
Publicado en "El Periodico"
posted by Joan Ferran @ 10:11 a. m.
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