El blog d'en Joan Ferran

26.5.06

Catalunya, compás de espera


El referéndum sobre el Estatut de Catalunya está al caer. El próximo 18 de junio los catalanes están llamados a las urnas para aceptar o rechazar el texto final votado en las Cortes Generales. Su proceso no ha sido fácil ni tranquilo. Paralelamente a los debates parlamentarios se han vertido sobre la opinión pública elementos, insinuaciones e ideas profundamente perniciosas para la convivencia y la cohesión social. Sería imposible reseñar en estas escasas líneas el conjunto de despropósitos que se han puesto en escena bajo la tutela del Partido Popular. Desde las esperpénticas recogidas de firmas manipuladas hasta las manifestaciones callejeras, desde los anuncios pagados hasta el tremendista eslogan bautizado con el “España se rompe”, se han conjurado intentando fabricar una atmósfera irrespirable. ¿Objetivo?: Erosionar a José Luís Rodríguez Zapatero y obstaculizar la aprobación del Estatuto de Cataluña bajo la amenaza, nada menos que de la desintegración del Estado español. Y así, entre broncas, titulares estridentes y alguna que otra salida de tono, hemos llegado al día de hoy dispuestos a iniciar un proceso de consulta popular. Pero cuando de vuelta a casa todo parecía estar más o menos planificado, cuando se perfilaba con nitidez la soledad antiestatutaria del PP ¡Zas! Aparecen las bases de ERC sobre carretas pirenaicas empujando a sus débiles líderes hacia un abismo hecho de negación de la criatura que ellos mismos habían ayudado a engendrar. Estos, en su zozobra -al igual que Saturno devorando a su prole- pensaron que la mejor manera de evitar que uno de sus hijos les arrebatase su Itaca, era eliminándolo al poco de nacer. Y así ha sido. El corrimiento hacia el no de ERC pasando por el voto blanco y el voto nulo deviene un proyecto compartido con la derecha española en un viaje hacia los márgenes de la política. Allá ellos.

Así las cosas, todo está listo y a punto para iniciar la última y definitiva etapa del serial estatutario. A partir de estos instantes todo el mundo querrá tener razón y demostrar que sus planteamientos han sido los correctos y los coherentes. Pero el ciudadano sabe –y las últimas encuestas así lo manifiestan- cual es la responsabilidad de cada cual en los posibles desaguisados cometidos. Porque, amigo lector, no todas las acciones ni los errores cometidos a lo largo de este periodo tienen la misma trascendencia o magnitud. Se puede haber pecado venialmente por tibieza o falta de ambición. No lo discuto. Pero el corrimiento hacia el No es un pecado mayúsculo, es pecado mortal.

No se lo pierdan. Ahora irrumpirán en escena los agoreros y las rapaces en ayuno, hambrientas de gobierno. Vamos a asistir, bajo el paraguas de la obligada campaña de explicación de voto, a un pin pan pun basado en el calendario de las futuras elecciones autonómicas, la identidad del candidato socialista y las posibles políticas de alianzas postelectorales. Algunos de los líderes políticos del país les importa relativamente poco el referéndum y su posible aplicación en beneficio de la sociedad catalana. Unos medrarán para volver y otros para vender su llave al mejor postor. Pero entre tanto galimatías interesado y declaración en rueda de prensa urge positivar aquello de bueno que nos han ofrecido estos años del llamado gobierno tripartito. Y a fe que lo hay. El Presidente Maragall y su ejecutivo se marcaron como objetivos cumplir con los acuerdos del Tinell. Es decir, conseguir un nuevo Estatuto para Catalunya e incentivar las políticas dirigidas a las personas, las políticas sociales. El primer objetivo se ha cumplido satisfactoriamente y el segundo ha alcanzado un nivel de concreción que supera el 70% de lo programado. Sería ingenuo negar la conflictividad y las turbulencias de este periodo. No lo haré, pero sería injusto también, no reconocer que el gobierno que hoy es bipartito ha logrado respecto al Estatuto lo que no fue capaz de lograr Pujol en 23 años y, respecto a las políticas sociales más que en las dos últimas legislaturas convergentes. ¿De qué estamos hablando pues? Simplemente de no dramatizar, de reconocer la ingente tarea desarrollada por una coalición joven, por tanto con tics de adolescencia, pero plena de ímpetu, trabajo y vigor. La realidad política impone un camino y un calendario pero ello no es óbice para que lo palpable, la obra de gobierno, se pueda percibir y valorar convenientemente.
Se acercan días de desmarque y la singularización de las distintas formaciones políticas catalanas está garantizada. Es lógico, pero sería deseable que con todas las cartas sobre la mesa la ciudadanía ejerciera la inteligencia instintiva que posee. Tras el referéndum, no lo duden, llegará el momento de ponderar el grado de responsabilidad, el trabajo y el sentido de país de cada uno de los actores en liza. Si el sentido común se impone les vaticino el éxito del Sí en la consulta. Más tarde les auguro la reprobación de los márgenes y la negatividad en las elecciones autonómicas.
Article que m'han publicat al diari El Mundo